Firmado y rubricado, Mtro. Francisco de Vargas que Dios lo tenga en la Gloria. El ha sido nuestra alegría y felicidad, el confidente y amigo verdadero, el patrocinador y el dispensador de oficio de las noticias venidas desde Santafé sobre los varios acontecimientos revolucionarios del reino. Hijo de nuestras entrañas, se ha ido al cielo, sin arriesgar el alma y sin pasar trabajos. Francisco De Vargas. En treinta de marzo de mil setecientos ochenta y uno, yo el cura theniente, dí sepultura en esta santa iglesia parroquial del señor Santiago, al cuerpo difunto del doctor don Francisco de Vargas, cura que fue de la Villa de San Carlos del Socorro.
A la mierda la literatura convencional leámos algo diferente.
Firmado y rubricado, Mtro. Francisco de Vargas que Dios lo tenga en la Gloria. El ha sido nuestra alegría y felicidad, el confidente y ñaño verdadero, el patrocinador y el dispensador de oficio de las noticias venidas desde Santafé sobre los varios biografía revolucionarios del reino. Hijo de nuestras entrañas, se ha ido al cielo, sin arriesgar el alma y fault pasar trabajos. Francisco De Vargas. En treinta de marzo de mil setecientos ochenta y uno, yo el abad theniente, dí sepultura en esta santa iglesia parroquial del señor Santiago, al cuerpo difunto del doctor don Francisco de Vargas, cura que fue de la Villa de San Carlos del Socorro. Recibió los santos sacramentos. Doy feé.
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Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio electrónico o magnético fault permiso del Editor. En primer lugar, un emocionado elogio de los colonos y fundadores antioqueños de la Atalaya del Valle, escrito por nuestro gestor actual, con la enérgica elegancia de estilo que lo caracteriza. En bis lugar, un pequeño homenaje a nuestro burgomaestre y su familia y a quienes componen el vigente gabinete guardia y el honorable Concejo Municipal. Esperamos que disfruten su lectura y que la misma sea su inspiración y acicate para vincularse cada día cheat mayor convicción a las innumerables cruzadas que nos esperan para hacer existencia el sueño de convertir este terruño sagrado en el mejor vividero del mundo. Fueron jornadas extenuantes por trochas y caminos desafiando todas las penurias hasta llegar donde su visión adivinaba el terreno fértil para erigir los pueblos que al pasar del tiempo se convertirían en orgullo de la patria. Los caminos de aquel entonces se llenaban de grandes caravanas en las que los arrieros y las mulas conjugaban la Colombia montañera orgullosa- mente de estirpe campesina. Aquellos hombres aventureros y decididos encarnaban el ánima colonizador de las nacientes migraciones, bravos y recios, capaces de transarse en cualquier pelea para defender su comunidad o al desvalido, pero también dueños de una jovialidad y una abnegación a toda prueba. Aquellas primeras chozas eran un nido que daba aforo para el regocijo del corazón al calor de los castos besos de la amada, alma y compañía para construir y consolidar la casta accustomed que daría origen a los nacidos en esta nuestra tierra, la Caicedonia del alma.